Bélgica es un país que destaca no solo por su historia y arquitectura, sino también por su exquisita gastronomía. Con influencias francesas, alemanas y holandesas, la cocina belga es una fusión de sabores y tradiciones que deleitan a locales y turistas por igual. En cada región de Bélgica, se pueden encontrar especialidades culinarias que reflejan la diversidad cultural y la riqueza gastronómica del país. A continuación, te presentamos los platos típicos que no puedes dejar de probar al visitar este fascinante destino.
Moules-Frites: El Plato Nacional de Bélgica

El Moules-Frites es un plato clásico y popular que combina mejillones frescos cocidos al vapor con papas fritas crujientes. Hoy en día, se sirve en casi todos los restaurantes del país, desde las pequeñas friteries hasta los restaurantes gourmet. Este plato se ha convertido en un verdadero símbolo nacional y una de las experiencias culinarias más representativas de Bélgica, disfrutada por belgas y turistas por igual.
Las Variaciones de los Mejillones
El componente principal del Moules-Frites son los mejillones, que pueden ser cocinados de diferentes maneras según la región o la preferencia personal. Algunas de las recetas más comunes incluyen:
- Moules Marinières: Esta es la versión más clásica, donde los mejillones se cocinan en un caldo a base de vino blanco, ajo, cebolla y perejil. El resultado es un plato aromático con un sabor delicado y ligeramente ácido, que realza el sabor natural de los mejillones.
- Moules à la Crème: En esta variante, se añade crema de leche al caldo, lo que le da una textura suave y cremosa. La mezcla resulta en una experiencia más rica y decadente, ideal para quienes prefieren un plato más sustancioso.
- Moules à la Bière: En lugar de vino blanco, se utiliza cerveza belga, que aporta un toque amargo y malteado al plato. Esta preparación es perfecta para aquellos que disfrutan de los sabores más robustos y profundos que ofrece la cerveza.
- Otras variantes incluyen preparaciones con mostaza, tomate, o incluso especias exóticas que dan un giro más moderno a este clásico de la gastronomía belga.
Las Papas Fritas: Un Arte en Bélgica
Las papas fritas (frites) son un componente esencial del Moules-Frites y no cualquier tipo de papas fritas. Las frites belgas son conocidas por su incomparable textura: crujientes por fuera, pero suaves y esponjosas por dentro. El secreto detrás de esta perfección radica en el proceso de doble fritura:
- Primera fritura: Las papas se fríen a baja temperatura para cocinarlas por dentro sin que se quemen.
- Segunda fritura: Se sube la temperatura para conseguir la capa exterior crujiente y dorada.
Carbonnade Flamande (Estofado de Ternera a la Cerveza)

Para los apasionados de la carne y los sabores intensos, la Carbonnade Flamande es un plato que no puede faltar en su repertorio culinario. Este estofado de ternera a la cerveza es uno de los tesoros más representativos de la gastronomía belga, en particular de la región flamenca. Este platillo tradicional se elabora con trozos de carne de ternera cocidos a fuego lento en una salsa rica y aromática hecha a base de cerveza belga oscura, cebolla y especias, resultando en un guiso espeso, sabroso y reconfortante.
Lo que hace que la Carbonnade Flamande sea tan especial y diferente de otros estofados, como el Boeuf Bourguignon francés, es el uso de la cerveza belga oscura en lugar del vino, lo que le otorga una profundidad de sabor única. La cerveza no solo suaviza la carne de ternera, sino que también le imprime un toque dulce y ligeramente amargo, que se complementa con la cebolla caramelizada y el azúcar que, a menudo, se añade al guiso, creando una combinación de sabores complejos que se intensifican con la cocción lenta.
En resumen, la Carbonnade Flamande es mucho más que un simple estofado. Esta receta ha perdurado a lo largo de los siglos y sigue siendo uno de los grandes favoritos de los belgas, especialmente en los meses más fríos, cuando la calidez de su sabor es aún más apreciada.
Gofres Belgas (Waffles)

Los gofres belgas, o waffles, son uno de los postres más icónicos y deliciosos que se pueden disfrutar en Bélgica. Este manjar ha trascendido las fronteras del país, convirtiéndose en una verdadera delicia mundial. Su historia se remonta a la Edad Media, cuando los gofres eran cocinados sobre parrillas de hierro en Europa, pero fue en Bélgica donde adquirieron su forma y preparación actuales. Hoy en día, los gofres son una parte esencial de la cultura culinaria belga y se disfrutan en cualquier momento del día, desde el desayuno hasta la merienda.
En Bélgica, se distinguen principalmente dos tipos de gofres, que varían tanto en su sabor como en su textura:
- Gofre de Lieja: Este tipo de gofre es más denso y jugoso, con una textura más tierna por dentro. La principal característica que lo diferencia de otros gofres es la presencia de azúcar perlado incrustado en la masa. Este azúcar se carameliza durante la cocción, creando una capa crujiente y dulce en el exterior, lo que da como resultado un contraste perfecto entre la suavidad de la masa y la dulzura crujiente del azúcar. El gofre de Lieja se disfruta tradicionalmente como un bocadillo rápido, ideal para comer en la calle mientras se pasea por las ciudades belgas.
- Gofre de Bruselas: Este gofre es más ligero y aireado. Tiene una forma rectangular y una textura crujiente por fuera y suave por dentro. Se sirve generalmente con una cobertura a elección, que puede ser azúcar glas, frutas frescas, chocolate derretido, crema batida o incluso siropes. El gofre de Bruselas es ideal para quienes buscan un postre menos denso y más versátil, perfecto para personalizarlo con diferentes ingredientes según los gustos personales.
Stoemp: Un Reconfortante Puré de Papas con Verduras

El Stoemp es un plato tradicional belga que ofrece una deliciosa y reconfortante mezcla de sabores. Se trata de un puré de papas enriquecido con una variedad de verduras que aportan no solo un toque de color, sino también una riqueza de sabores y nutrientes. Las zanahorias, puerros, espinacas o cebollas son algunas de las verduras que comúnmente se añaden al Stoemp, lo que resulta en una mezcla cremosa y sabrosa que se convierte en el acompañante perfecto para muchas carnes.
Aunque su preparación es relativamente simple, el Stoemp se distingue por la profundidad de su sabor y la suavidad de su textura. Las papas se cocinan hasta que estén bien tiernas y se mezclan con las verduras, creando una consistencia suave y aterciopelada. La base cremosa del puré se puede enriquecer con ingredientes adicionales, como nata o mantequilla, que elevan su sabor y lo hacen aún más delicioso. Esta versión más indulgente hace que el Stoemp se convierta en un plato aún más reconfortante, ideal para aquellos que buscan una experiencia culinaria que no solo sacie el hambre, sino que también proporcione una sensación de calidez y satisfacción.
Este plato es un clásico en la cocina belga y, aunque puede encontrarse en muchos hogares durante el invierno, también es frecuente en restaurantes y brasseries a lo largo de Bélgica. El Stoemp no solo es un plato casero, sino también una muestra de la cultura gastronómica belga, que sabe cómo hacer de los ingredientes sencillos una deliciosa comida llena de sabor.
Waterzooi: Una Sopa Tradicional con un Toque Refinado

El Waterzooi es uno de los platos más representativos de la ciudad de Gante y un ejemplo perfecto de la cocina tradicional belga que combina la simplicidad con un toque refinado. Originalmente, el Waterzooi se hacía con pescado, ya que la ciudad de Gante se encuentra cerca del río Lys, pero con el tiempo, las versiones con pollo se han vuelto igualmente populares, manteniendo la esencia del plato, pero adaptándose a las preferencias de diferentes regiones.
El Waterzooi es una sopa espesa que se caracteriza por su base cremosa, que se consigue gracias a una mezcla de caldo y crema de leche. Este caldo, combinado con verduras como zanahorias, apio, puerros y cebollas, crea un sabor suave y delicado que no abruma el paladar, sino que lo abraza con una sensación reconfortante y suave. La textura suave del caldo, junto con los trozos de pollo o pescado, que se cocinan lentamente para que se vuelvan tiernos y jugosos, hacen del Waterzooi una opción ideal para aquellos que buscan un platillo que sea tanto ligero como sabroso.
A lo largo de los años, el Waterzooi ha evolucionado, y en algunas versiones modernas, el plato se prepara con hierbas frescas o incluso con un toque de vino blanco para darle mayor complejidad al sabor. Sin embargo, la esencia del Waterzooi sigue siendo la misma: un platillo delicioso y nutritivo que refleja la rica historia gastronómica de Flandes.
Cerveza Belga: Un Tesoro Gastronómico Inigualable
No se puede hablar de gastronomía belga sin mencionar la cerveza, que ocupa un lugar central en la cultura culinaria de Bélgica. Desde las cervezas afrutadas como las Lambic y Kriek, hasta las robustas cervezas trapenses, Bélgica ofrece una impresionante gama de opciones que se adaptan a todos los gustos y preferencias.
Las cervezas belgas no solo se disfrutan en restaurantes y bares, sino que también tienen un papel importante en la preparación de platos tradicionales, como la Carbonnade Flamande, el estofado de ternera a la cerveza, o en guisos como el Waterzooi, donde la cerveza se utiliza para añadir sabor y profundidad al caldo. Esto refleja la profunda relación entre la cerveza y la cultura culinaria belga, haciendo que cada comida sea más que una simple comida: es una experiencia cultural que celebra la riqueza de los ingredientes y las tradiciones.
Conclusión: Un Viaje Culinario por Bélgica
La gastronomía belga es una combinación perfecta de platos contundentes, sabores refinados y tradiciones centenarias que han sido transmitidas de generación en generación. Desde el Stoemp, que ofrece una mezcla reconfortante de papas y verduras, hasta el Waterzooi, una sopa cremosa que combina pollo o pescado con una base suave, cada plato refleja el profundo amor de Bélgica por la comida casera y reconfortante.
Los gofres y la cerveza belga, que son símbolos de la creatividad y la tradición del país, completan esta experiencia culinaria única que hace que cada bocado sea una celebración de los sabores y la historia belga. Ya sea que disfrutes de un delicioso estofado en una fría noche de invierno o te dejes cautivar por la cerveza artesanal acompañada de un sabroso plato, Bélgica ofrece un festín para todos los sentidos.
Si alguna vez tienes la oportunidad de visitar Bélgica, no dudes en sumergirte en su rica gastronomía y disfrutar de sus platos tradicionales, que te invitarán a descubrir no solo su sabor, sino también su cultura única.